
Unas ganas increíbles de soltar por la boca lo que siento y lo que me nace hacer, pero la cordura tiene que gobernar y ayudarme a no decir nada de lo que luego me tenga que arrepentir, algo que encima echaría a bajo todo lo predicado durante mucho tiempo y de lo que sigo siendo leal y ferviente defensora.
¡PAZ, VIOLENCIA NO!
Para mi la agresión, el ojo por ojo no es la solución.