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lunes, 14 de abril de 2008

LA ESPERANZA Y LA VIDA FAMILIAR



La esperanza, difícil y necesaria.

Toda la vida familiar se fundamenta en la esperanza. Casarse y tener hijos son dos de las decisiones humanas que comprometen más seriamente el futuro. La esperanza es como un cristal delicado que se pone a prueba cada día. Hay situaciones extremas para las que difícilmente estamos preparados: la pérdida del empleo; un traspiés serio en el proceso de un hijo por causa de las compañías, la droga, el abandono de la familia; la separación de la pareja; la enfermedad grave de algún miembro de la familia, o quizás la muerte. Estamos inclinados a pensar que estos casos son puntuales y muy esporádicos, pero sólo hay que pensar en las familias que conocemos y fácilmente encontraremos situaciones realmente graves, capaces de destruir toda esperanza. La vida diaria de las familias, con la evolución personal de cada uno de sus miembros y el proceso de las relaciones humanas, crean a menudo conflictos y amenazan con recortar al máximo la primera esperanza, ingenua y llena de ilusión.
Podríamos decir que, más o menos, esto ha sido siempre así. Hoy lo es de un modo más acentuado por la extrema movilidad de la vida. Y en el corazón de la movilidad actual, se pueden detectar dos acentos de nuestra manera de ser; por un lado el desencanto de todos los grandes proyectos que habían trastornado los últimos siglos: libertad, igualdad, democracia, justicia, plenitud de vida parta todo el mundo…, y por otro lado, un terror mortecino ante el futuro cada vez más incierto, incluso amenazador. La familia es una de las primeras víctimas de este clima. Los jóvenes se casan con serios interrogantes respecto a cuestiones tan centrales como el trabajo, la vivienda, su futuro y el de sus hijos. Los padres con hijos adolescentes están marcados por una especie de temor sobre el proceso y el futuro de los hijos, con peligros muy reales que no saben si serán capaces de superar.


Los padres sufren por sus hijos; los amigos que encontrarán, la persona con la que formarán una familia, la salud, su lugar en la vida.



Delegación Diocesana de Pastoral Familiar.

2 comentarios:

Margot Sánchez dijo...

Ha sido todo un descubrimineto para mí. Es un placer tener en mi centro a madres tan implicadas en la educación de sus hijos/as. Espero que disfrutes de esta experiencia y sigas comunicándonos artículos de interés. Margot Sánchez

nereida dijo...

hola begoña soy la hija de ana y me ha parecido gracioso el comentario k has puesto en mi dialogo,gracias por leerlo y por hacer un comentario.
Nereida Santana Diaz 6a Alumna de Margot Sanchez

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