
Cuando creías que yo no te estaba mirando, te ví colgar mi primer dibujo en la nevera y corrí a hacer otro.
Cuando creías que yo no te estaba mirando, te vi poner alimento en la tacita del gato y aprendí que es bueno cuidar a los animales.
Cuando creías que yo no te estaba mirando, vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, pero que está bien llorar.
Cuando creías que yo no te estaba mirando, te vi hacer mi postre favorito y aprendí que las cosas pequeñas son las que hacen la vida especial.
Cuando creías que yo no te estaba mirando, te escuché hacer una oración y supe que hay un Dios al que siempre puedo acudir y aprendí a confiar en El.
Cuando creías que yo no estaba mirando, te sentí darme el beso de las buenas noches y me sentí amado y protegido.
Cuando creías que yo no estaba mirando, te vi preparar un plato de comida y llevarlo a un amigo enfermo y aprendí que todos debemos cuidar unos de otros.
Cuando creías que no te estaba mirando, te vi dar de tu tiempo y tu dinero para ayudar a gente que no tenía nada y aprendí que los que tienen deben ayudar a los que no tienen.
Cuando creías que no te estaba mirando, te vi cuidar nuestra casa y de nosotros y aprendí que debemos cuidar lo que nos ha sido dado.
Cuando creías que no te estaba mirando, aprendí de ti las lecciones de la vida que necesitaba: Como ser una buena persona y te miré y quise decirte: “Gracias por todas las cosas que vi, cuando creías que yo no te estaba mirando”.
Nunca lo olviden.
Autor: Roberto Torres.