RSS

miércoles, 11 de marzo de 2009

Una mañana como otra.

Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.

Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté de la silla y te empujé para que fueras a cambiarte de inmediato.

Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del coche llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.

Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.

Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.

A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?

Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba.

"Hasta mañana, papaíto" me dijiste. ¿Qué es lo que estaba haciendo?, ¿porqué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Por qué me costaba tanto trabajo?, ¿porqué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?

Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.

Te cubrí cuidadosamente con la manta y salí de la habitación.

Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.


Confieso que me he visto un poco reflejada en este relato, hace recapacitar, hace que suene la campanita que hay en mi interior y me dice: no seas tan dura, ni tan estricta, permíteles un poquito más. Tengo que recordar que no son adultos, que tienen que...¿experimentar, podría llamarle?, cometer errores y algún pequeño "accidente" normal de sus edades.
Que disfrute junto a ellos todo lo que pueda, que ría más y me enfade menos..., ¿quizás que afloje un poco las riendas?..., lo intentaré, por nosotros.

27 comentarios:

SILVIA dijo...

UY TERRIBLE¡¡¡¡ TE TOCA EN LO MAS INTIMO ESTO¡¡¡
ES VERDAD , NO SOMOS PERFECTOS, Y TNEMOS NUESTROS DIAS, LO IMPORTANTE,PIENSO ES QUE ELLOS SEPAN QUE LOS QUEREMOS, QUE ESTAMOS PAR A ELLOS, ESTO TIENE UN POCO DE RELACION, CON LA ENTRADA QUE HIZE HOY EN EL OTRO BLOG, HABLA DE COMO LOS PAPAS, A PESAR DE TODO EL TRABAJO QUE LOS HIJOS DAN, LOS QUEREMOS CON LOCURA
UN ABRAZO BEGO

Maripaz dijo...

Bego, precioso post, y lleno de verdad ...

Lo importante en la vida, es saber rectificar nuestra conducta, y demostrar a los que estan cerca nuestro amor incondicional

Un beso

Xochitl dijo...

ay Bego!! siempre que lo leo me pongo a llorar !!! yo tambien a veces soy muy dura con Frida y en la noche cuando la veo dormir como si no hiciera ninguna travesura durante el dia, me remuerde la conciencia de ser tan estricta..
Tienes razón, hay que ser mas flexibles y entender que son niños y pasamos por la misma etapa.

Un beso !!

Unknown dijo...

Hola Bego:
Bonito relato que nos invita a reflexionar.
Cierto... los padres no son perfectos pero de ellos dependen los hijos... son tesoros que deben cuidar, querer y educar.
Un besito.

MFe dijo...

Precioso Bego!!! bueno.... se me ha puesto un nudo en la garganta.... Yo también me he sentido un poco reflejada, y es verdad: no hay que ser demasiado extrictos. Son niños.

Un beso fuerte!!!

Anónimo dijo...

¿a qué es difícil eso de ser padres? y lo malo es que ni ellos tienen siempre razón ni la tenemos nosotros, uf, dios nos arme de cariño y de paz

un beso

MAYTE dijo...

Bego me ha emosionado el post, es cierto que no somos perfectos y que tenemos nuestros dias, pero creo que lo importante es saber rectificar y demostrarles lo mucho que lo queremos.

Un beso.

ILUSION dijo...

Hola Bego¡

Que hermosa historia y pensar que la mayoría de los padres nos vemos reflejado en ella; para depués quererlos muchísimo más¡¡¡¡

Besitos¡¡

aapayés dijo...

Tocas el alma con tu post, por que los padres no son perfectos pero de ellos dependen todo para sus hijos, son todo en la vida..

un abrazo fraterno

saludos

LAU0028 dijo...

Hermoso tu post!!! me ha dejado pensando...ojala uno pudiera "guardar" conocimiento para el momento en que los necesitemos, espero recordar esto cuando bebe sea grande...besos!!

Vane dijo...

la verdad que me hiciste llorar, cuantas veces nos vemos haciendo cosas parecidas, dandole mas importancia a una mancha en la remera que un buen rato con nuestros hijos, te agradezco muchisimo que nos hagas reflexionar sobre esto, siempre estamos a tiempo de demostrar mas amor, de aflojar ante nuestros propios y tontos enojos...

un beso y gracias bego!

En las nubes. dijo...

Ohhhh es un relato muy tierno, nadie es perfecto y los padres también se equivocan, pero seguro seguro seguro que no se hace con mala intención jejeje...
Un besazoooo

Anónimo dijo...

Me ha emocionado mucho este post, y me he visto reflejada tambien en este relato, es así, olvidamos de arratos que son niños y que tambien lo fuimos...pero solo por un momento!!

Un beso grande!!

Rossy dijo...

Que bonito, Bego! Totalmente para reflexionar, para no dejarnos llevar, aunque no debe ser tarea fácil ni existe un manual que te explique como hacerlo mejor, solo ensayo y error.

Besos!

mimbre dijo...

Hola Bego...
Te juro tengo un nudo en la garganta... viaje en el tiempo, cuando mis hijos eran pequeños.
Solo eran niños!! Cuantas cosas hice mal, cuantos regaños y gritos fuera de lugar.
Cuando tubieron edad los reuni y les explique, no hay escuelas para padres uno se hace padre creciendo con sus hijos. hoy, despues de tanto tiempo, me sigue el recuerdo...
Un abrazo
Osvaldo

Tinika dijo...

Felicidades por este post tan lleno de verdad. Nos has tocado a todos los que somos padres Bego, que cierto y cuenta razón. A veces nos pasamos y en el fondo solo son niños.
Gracias y besos

Mi colegio Adán dijo...

Muy bonito, sí Bego muy bonito...La inocencia, el perdón, las cosas importantes, normalmente la tenemos en la niñez y por desgracias para todos, al hacernos adultos, la vida hace que en mayor o menos medida se pierda, pero siempre tenemos la suerte de contar con los más pequeñitos para inundar nuestra vida de cosas importantes.

Noemí

Natalia dijo...

Beguito, que hermoso relato, se me puso la piel de gallina a medida que lo hiba leyendo, te juro...Entiendo como te debes sentir frente a tus hijos cuando los regañas, pero se que uno al ser padre quiero lo mejor para ellos siempre, aunque muchas veces los hijos no lo entendamos.

Hermoso post amiga...te mando muchos besitos!!!!

Cin dijo...

Bego...llore....

Es lo que mas me da miedo pensar en eso...

Yo educo niños todo el tiempo...ajenos...y uno los trata como adultos...les debe "enseñar" pero...y cuando lleguen los propios...como sera?

gracias por la reflexion...

Besos

EL BLOG DEL COLEGIO GUAYONGE dijo...

Es una preciosa historia, dura pero frecuente. Es bueno poder leer estos relatos que nos llegan al alma, en el que nos vemos reflejados...pero,afortunadamente los niños/as no conocen el rencor, y eso les hace más felices y los enfados se le pasan más rápido. Gracias por compartirlo ya que nos ayuda a reflexionar sobre esto. Un saludo.

Bego dijo...

Todos vuestros comentarios me han hecho sentir bien, ya que a veces me he planteado si me estaré equivocando con respecto a como educo a mis hijos. Al leer lo que dejáis escrito me doy cuenta que todos en algún momento de nuestras vidas y en el trabajo de ser padres, algún día se nos crea alguna duda, como ha dicho Santiago, que difícil es ser padres.

Saludos.

Beatrizl10 dijo...

Me he emocionado mucho con el relato. La verdad es que debemos reflexionar sobre algunas de nuestras actitudes.
Te he dejado un mimo en http://conestasmanitasymicabecita.blogspot.com/2009/03/gracias.html. Un abrazo.

Mª Ángeles dijo...

Creo que las madres siempre somos un poco intransigentes aunque en el fondo nos parezca que nos "hemos pasado". Un hijo se va "haciendo" día a día y, que se le regañe no quiere decir que no se le quiera; todo lo contrario. Pienso que no se les puede dejar hacer siempre lo que ellos quieran, que es necesario mantener unas normas con ellos o se nos suben a la chepa.
Un abrazo y precioso texto

Viviane Moreno dijo...

Hola, espero que estés bien?

Muy criativo y interesante tu blog!
Estoy encantada...

Ahora te sigo.

Saludos

VEDLY dijo...

Bonito relato, me ha encantado.

Besos

Anónimo dijo...

A veces pagamos nuestros fallos con los más débiles a pesar de quererles con todo el alma.

Un saludo

Maramco dijo...

Me he sentido identificada con este relato, porque es cierto que somos padres y educamos para no lamentar cuando es tarde, pero corregimos todo el día y creo que no es necesário, deberíamos medirnos y pasar lo mas superfluo por alto, pero a veces estamos ciegos y arrastramos nuestras preocupaciones por un camino equivocado, me he propuesto acordarme de este momento antes de pasar el límite, gracias por ser tan afortunada y tener la oportunidad de leer tu blog.

Un abrazo fuerte

Vuestros lugares.


contador blog